REFERENTES HISTÓRICOS DEL DERECHO PENITENCIARIO
Manuel MONTESINOS MOLINA
1796-1862
Manuel Montesinos Molina es uno de los penitenciaristas más célebres y conocidos, nacional e internacionalmente, por ser el creador del sistema penitenciario progresivo.
El sistema progresivo es un modelo de ejecución de las penas privativas de libertad cuya severidad regimental se va atenuando gradualmente en función del buen comportamiento del individuo privado de libertad, incrementándose al mismo tiempo el grado de libertad y la adaptación al medio social.
Manuel Montesinos Molina nació en Cádiz en 1796 y a la temprana edad de doce años ingresó en el ejército, participando en numerosas batallas durante la Guerra de la Independencia Española, como Andújar, Bailén o Tudela, siendo herido y hecho prisionero durante cinco años por las tropas napoleónicas. Tras desempeñar diversos puestos en el ejército, en su modesta carrera militar, es nombrado en 1834 (siendo teniente de caballería) director-comandante del presidio de Valencia. Es así como despierta la vocación penitenciaria que le haría mundialmente conocido.
Su labor al frente del presidio de Valencia
A su llegada al presidio de Valencia, ubicado en Torres del Cuarte, Montesinos comprueba el mal estado de las instalaciones («vergonzoso estado de insalubre desnudez y desaseo en que se hallaban los presidiarios y la torpe y procaz holganza en que se consumían sus condenas proyectando nuevos crímenes…»), dotadas de un régimen de vida que era incapaz de respetar la dignidad de los recluidos ni de cumplir ninguna finalidad de enmienda que favoreciera el retorno social de los penados. Es por eso que se propone cambiar esta situación, ideando un nuevo y revolucionario sistema penitenciario basado en el trabajo y el aprendizaje de un oficio como medio moralizador. De esta forma, «inspirar en el ánimo de los delincuentes sentimientos de lenidad y amor al trabajo, debe ser el objeto moral de las Penitenciarias, para que dellas no salgan de nuevo los individuos a precipitarse en la carrera interminable del vicio».
Montesinos instaura un sistema cuyos rasgos va modificando
poco a poco, hasta alcanzar el resultado esperado. Su objetivo fundamental es desarrollar
en los internos el interés y la voluntad por un trabajo útil para la vida en
libertad, desterrando la ociosidad y animándolos a progresar mediante una serie
de pasos, etapas o grados con los que estimular su comportamiento y voluntad
laboral. Todo ello manteniendo una disciplina rigurosa, pero justa.
«La Prisión solo recibe al hombre. El delito se queda en la puerta. […] Recibido el hombre, la misión del Establecimiento es corregirlo».
Los resultados obtenidos con su nuevo sistema fueron pronto reconocidos. En 1836, a la vista de lo conseguido, se le permitió ocupar el Convento de San Agustín (desocupado tras la desamortización) para convertirlo en nuevo presidio. Crea así un gran taller con ocupación para cientos de personas privadas de libertad, expandiendo su modelo penitenciario. Más tarde, a partir de 1834, colaboraría en la construcción y establecimiento de otros presidios en Sevilla, Algeciras, Cartagena, Valladolid, Burgos o Madrid, siendo además nombrado Inspector y Visitador de los Presidios del Reino en 1841. Su labor también sería recompensada con el ascenso en el escalafón, pasando a ser capitán en 1835 y, tras ser ascendido a comandante y teniente coronel, finalmente coronel, en 1841 (sería luego conocido como «el coronel Montesinos»).
Toda esta experiencia la plasma en sus obras Bases en las que se apoya ni sistema penal y en Reflexiones sobre la organización del Presidio de Valencia (1846), en las que expone los aspectos clave de su sistema penitenciario y los objetivos que esperaba conseguir.
El nuevo sistema penitenciario progresivo del coronel Montesinos
Montesinos establece su sistema penitenciario sobre las previsiones legales contenidas en la Ordenanza de Presidios del Reino de 1834, norma entonces vigente, aplicándola de forma flexible y con gran libertad, inspirándose en una ideología humanista que toma como base trabajos de autores anteriores (como la obra de López Quílez).
El sistema instaurado por Montesinos constaba de tres periodos, por los que se ascendía en función de la conducta del penado, atendiendo no al delito cometido sino a las decisiones del interno. De tal forma, la disciplina y el rigor se iba atenuando gradualmente atendiendo a su voluntad, buena conducta y trabajo:
- Periodo de hierros. En este primer periodo eran incluidas las personas recién llegadas al presidio, quedando sujetas a cadenas y grilletes proporcionales a la condena (más pesados y gruesos cuanto mayor era la duración de la pena. Eran hierros más simbólicos que aflictivos («signo que les recuerda a cada paso que es su propio crimen lo que les ha convertido en esclavos»), pues no debían ser molestos ni impedir el movimiento. Durante este periodo, los penados eran obligados a trabajos interiores y de limpieza en la Brigada de Depósito, realizando las tareas más duras del establecimiento.
- Periodo de trabajo. Transcurrido el primer periodo, si el interno mostraba su voluntad de trabajo y reforma, era liberado de los hierros y pasaba a un segundo grado de mayor libertad, que le permitía formarse en un oficio (que le ayudara en su vida en libertad) y trabajar en él. El paso a este periodo consistía en la participación voluntaria en talleres en los que se fabricaban objetos de uso común y amplia demanda en el mercado, con el fin de capacitar a los internos para que encontraran después trabajo más fácilmente. Se ofertaba una gran cantidad de oficios y los penados podían elegir con relativa libertad, según su destreza y preferencias.
- Periodo de libertad intermedia. El tercer y último periodo se considera intermedio porque es un tránsito a la libertad completa (más adelante lo conoceríamos con el nombre de libertad condicional). En este periodo se permitía a los internos trabajar en el exterior del presidio con escasa vigilancia (lo que a su vez es un antecedente del régimen abierto).
Influencias y repercusión posterior del sistema del coronel Montesinos
El sistema penitenciario ideado por Montesinos obtuvo importante reconocimiento internacional y sirvió de referencia en la elaboración de otros sistemas progresivos. Se dice que el propio Walter Crofton, creador de la modalidad de sistema progresivo más famoso, le atribuyó personalmente la invención del sistema progresivo, en el foro del I Congreso Penitenciario Internacional (1872).
Sin embargo, aunque se entiende mayoritariamente que Montesinos
es el precursor de los sistemas progresivos (ampliamente desarrollados, en
diversas modalidades, durante el siglo XIX y que siguen de plena actualidad), lo
cierto es que, en el siglo XIX, sus propuestas no se aplicaron de forma
uniforme en España. Tristemente, ni siquiera influyó de manera directa en la
legislación española, pues cuando finalmente se instauró el sistema progresivo
en todos los establecimientos españoles, a comienzos del siglo XX (Real Decreto
de 3 de junio de 1901) fue a Crofton a quien se reconoció.
Para saber más:
RICO DE ESTANSEN, José, El Coronel Montesinos. Un español de prestigio europeo. Madrid, 1948.
MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Rafael, «La influencia del Coronel Montesinos en la reforma penitenciaria», en Hitos de la historia penitenciaria española: del siglo de oro a la ley general penitenciaria, BOE, Madrid, 2020, págs. 105 a 122.