El panóptico y la reforma penitenciaria de Jeremy Bentham

08.04.2024
Modelo según panóptico (Ramón de la Sagra)
Modelo según panóptico (Ramón de la Sagra)

El llamado panóptico es la pieza fundamental del sistema penitenciario ideado por Jeremy Bentham (1748-1832), filósofo y jurista inglés padre de la doctrina utilitarista. A través del panóptico, el autor trata de llevar a cabo su propuesta de reforma de las prisiones de principios del siglo XIX, concibiéndolas como lugares para la reclusión de personas infractoras de la ley penal, pero pensando también su corrección y recuperación social «para que cuando recobren la libertad no sea este acontecimiento una desgracia para la sociedad y para ellos mismos»

Aunque, vistas desde la perspectiva actual, dos siglos después, las ideas de Bentham parezcan arcaicas, ya manoseadas e incluso crueles, no cabe hoy duda de que supusieron una auténtica revolución en su época para la mejora en las condiciones de la privación de libertad, paso de gigante en la concepción de un derecho penitenciario moderno, humano y resocializador, más respetuoso con las personas encarceladas. 

El control total

El panóptico es una infraestructura penitenciaria específicamente diseñada para ejecutar un modelo penitenciario de control total, que tiene «la facultad de ver con un golpe de ojo cuanto pasa en ella»; de ahí la elección del nombre: panóptico, del griego pan- (que significa totalidad) y -óptico -optikós- (que significa visión). 

La idea del panóptico la propone Bentham en Panopticon versus New South Wales (1812) y otros de sus escritos. En la presente contribución no seguiremos la compilación inglesa, sino la estupenda versión comentada y adaptada que publicó el autor español Villanova y Jordán en 1834, en la obra Aplicación de la Panóptica de Jeremías Bentham a las cárceles y casas de corrección de España.

El panóptico de Bentham se basa en el principio de inspección central, «una inspección en todo nueva que hiere la imaginación más que a los sentidos, que somete a centenares de hombres bajo la dependencia de uno solo, dando a este una especie de presencia universal en el círculo de su habitación o departamento». El objetivo es la vigilancia y el control constante de las personas privadas de libertad (facilitado por la propia arquitectura), pero también de los propios funcionarios, posibilitando que inspectores, magistrados y jueces y visitantes ajenos comprobaran el cumplimiento de las normas.

Un elemento fundamental del panóptico es que las personas privadas de libertad pueden ser observadas constantemente, pero no pueden ver a sus vigilantes. Por eso se disponen unas celosías que permitirán la inspección continua desde la torre central, que permiten a los vigilantes ver sin ser vistos. Se supone que bastaría la amenaza constante de ser observado para comportante correctamente: «estar de continuo a la vista del inspector es perder en efecto el poder de hacer ningún mal, y aun casi la voluntad de intentarlo». De ahí que se afirme que el panóptico sustituye la seguridad física de los hierros y los grilletes por otra seguridad, no menos intensa: la de la transparencia y la mirada. 

Arquitectura panóptica 

Simplificándolo mucho, el panóptico es un edificio circular («o más bien dos, uno dentro de otro») en el que las celdas se distribuyen en la circunferencia alrededor de una torre de inspección, que permite la visualización de todos los rincones. En realidad, es una construcción compleja, dotada de gran número de galerías y dependencias, realizada en piedra o ladrillo para reducir el riesgo de incendios, con gran número de ventanas para garantizar la luminosidad y con complejos tubos conductores de calor y para la renovación del aire.

 Veamos la descripción del propio Bentham (según Villanova y Jordán):

«Una casa de penitencia sobre el plan que se propone es un edificio circular ó mas bien dos, uno dentro del otro. Los departamentos de los presos ocupan toda la circunferencia del edificio sobre una altura de seis estados; cada uno de estos ofrece celdas abiertas por la parte interior, porque una reja de hierro poco macizo las espondrá enteramente á la vista. Una galería en cada estado ofrece la comunicación; cada celda tiene una puerta hacia la galería.
En el punto céntrico del edificio debe haber una torre en donde habitarán los inspectores; mas esta no tendrá sino tres divisiones, porque cada una de ellas está dispuesta de tal modo que domina dos estados de celdas ó encierros. La torre de inspección está rodeada también de una galería cubierta con celosías trasparentes por las que el inspector puede mirará todos lados sin ser visto; de manera que de un golpe de ojo ve la tercera parte de los presos, y puede verlos todos en un minuto con solo moverse en un espacio reducido. Si por acaso se hallase ausente de aquel lugar, la opinión de su presencia. es tan eficaz como su presencia misma.
Unos tubos de hoja de lata facilitan la correspondencia de la inspección central con cada una de las celdas, de suerte que el inspector, sin necesidad de esforzar la voz ni de perder la posición en que se halle, puede avisar á los presos, dirigir sus trabajos, y darles á entender que vigila. Entre la torre y las celdas debe haber un espacio vacío, en donde un pozo anular sirva de estorbo para que los presos conspiren contra los inspectores.
El todo de este edificio es como una colmena, cuyas celdas pueden ser generalmente vistas desde un punto central. El inspector invisible reina como un espíritu, mas este espíritu puede en caso necesario dar inmediatamente la prueba de una presencia real.  
A esta casa se la daría el nombre de Panóptica, á fin de indicar con una sola palabra su ventaja esencial, á saber: la facultad de ver con un golpe de ojo cuanto pasa en ella».

Como principales ventajas físicas de este modelo arquitectónico, Bentham indica:

  • Vigilancia constante y seguridad. La disposición del edificio permitiría que todas las personas privadas de libertad se encuentren a la vista de los guardianes desde la torre central; por eso las celosías o rejas transparentes. Esto permite, mantener un gran control y seguridad sobre la conducta de los recluidos.
  • Supervisión de los funcionarios. También facilita la inspección de los propios funcionarios, pues el objetivo es que sus conductas también puedan ser supervisadas por un inspector jefe o por jueces visitadores (incluso por curiosos o viajeros).
  • Mejora de la higiene. El panóptico también tendría el mérito de mejorar la salubridad de las prisiones, previniendo la transmisión de enfermedades («¿De dónde podría venir la infección? Y en caso de haberla ¿cómo podría ser duradera?»).
  • Facilita la seguridad exterior. La seguridad exterior de la construcción se garantizaría por medio de una especie de fortificación en torno al edificio principal: «todo lo podrá resistir menos la bala de cañón».


Pero la propuesta de reforma penitenciaria de Jeremy Bentham no termina en el diseño de la infraestructura; el edificio es tan solo el medio para llevarla a cabo. De acuerdo con Bentham, tres reglas fundamentales, todavía hoy de actualidad, habrían de guiar el sistema penitenciario. 

  • Regla de dulzura. Implica que el cumplimiento de la pena de reclusión no debe acarrear más sufrimientos de los necesarios, de modo que no debe ponerse en peligro la salud o la vida de los internos.
  • Regla de severidad. El cumplimiento de la pena tampoco debe ser excesivamente benigno; debe incluir penalidades superiores a la vida en libertad. De lo contrario, si la vida en prisión es mejor que la vida en libertad, supondrá una llamada a cometer delitos.
  • Regla de economía. Deben evitarse gastos innecesarios y administrarse correctamente los presupuestos de la prisión, para garantizar el sostenimiento del establecimiento utilizando el trabajo de los presos.

De tal forma, bajo estas tres reglas, el panóptico permitiría acoger un modelo penitenciario de reforma donde se preserve la salud y la vida de las personas privadas de libertad, consiguiendo su instrucción y corrección para procurarles un sustento que evite que vuelvan a delinquir, todo ello en beneficio de la sociedad: 

  • Separación interior en el interior del establecimiento panóptico, gracias a las divisiones arquitectónicas: jóvenes, enfermos, extranjeros, delincuentes habituales, ancianos, etc. La soledad absoluta en las celdas puede emplearse de forma temporal o como castigo, pero no debiera prolongarse por su carácter nocivo.
  • Separación de sexos, cumpliendo las mujeres separadamente de los hombres, en el lado opuesto de la prisión.
  • Trabajo como elemento fundamental, tanto por razones de economía, para el mantenimiento de la institución penitenciaria, como para preparar a los internos para vivir honradamente de su trabajo cuando sean liberados.
  • Educación con un carácter imprescindible, permitiendo incluso cultivar talentos particulares de los internos (dibujo, música). En palabras del propio Bentham: «¿por qué se ha de privar del bien de la instrucción a aquellos hombres ignorantes que pueden generar en miembros útiles a la sociedad por medio de una nueva educación?».
  • Alimentación básica, pues las personas privadas de libertad deben recibir los alimentos necesarios para su subsistencia, que deberán ser los más comunes y menos costosos. En cuanto a la bebida, solo se permite el agua, prohibiéndose las bebidas alcohólicas.
  • Vestuario apropiado, pero con alguna señal de humillación para que cunda el ejemplo. Se propone que una manga de la camisa sea más larga que otra, para que al cabo del tiempo se aprecie diferencia en el color del brazo desnudo.
  • Limpieza y salud, que son dos aspectos fundamentales en las prisiones, caracterizadas tradicionalmente por todo lo contrario. Para facilitarlos, se establecen normas como: cabello rasurado o muy corto, uso de baños de forma regular, prohibición del tabaco, ejercicio al aire libre, máximo siete u ocho horas de sueño, etc.
  • Castigos proporcionados y no excesivos, debiendo establecerse un régimen disciplinario que sancione todas las infracciones, pero proscribiendo castigos corporales por ser contrarios a la salud. Por ejemplo, propone el autor, los gritos insultantes pueden ser castigados con mordazas, los golpes y actos violentos, con una suerte de camisas de fuerza y la holgazanería con la privación de alimento hasta concluir el trabajo. Sin embargo, el castigo en aislamiento de soledad absoluta debería aplicarse muy restrictivamente.

Modelo de prisión provincial según panóptico (Ramón de la Sagra)
Modelo de prisión provincial según panóptico (Ramón de la Sagra)

Aunque Bentham nunca consiguió la construcción de una prisión panóptica siguiendo sus prescripciones, lo cierto es que, a lo largo del siglo XIX, fueron muchas las instalaciones penitenciarias inspiradas, en mayor o menor medida, en este ideal (hoy en día abandonado).

Modelo de prisión provincial (corte) según panóptico (Ramón de la Sagra)
Modelo de prisión provincial (corte) según panóptico (Ramón de la Sagra)

Desde el punto de vista de la arquitectura penitenciaria, el modelo panóptico sirvió de inspiración para el modelo circular (un diseño que procura mejorar la visibilidad y control de las celdas por parte del personal penitenciario, así como una distribución eficiente de los recursos y servicios) y el modelo radial (en el que la característica principal son los largos corredores dispuestos desde un centro común en forma de rueda).

En España, las primeras prisiones inspiradas (parcialmente) en la arquitectura panóptica fueron la Prisión de Mataró, construida en 1852 (arquitecto Elías Rogent i Amat) y la famosa Cárcel Modelo de Madrid, construida en 1860 (arquitecto Tomás de Aranguren).

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